Jesús no es un personaje de leyenda, es una persona de carne y hueso, enmarcado en un momento de la historia, en un país determinado. De la mano de los "Amigos de Tierra Santa" vas a recorrer, uno a uno y con todo lujo de detalles, los lugares que él recorrió, "al Jesús que pisó los caminos de Galilea", según expresión de Renán. No nos interesan los múltiples emplazamientos de devoción que pululan e Tierra Santa, solo los lugares contrastados históricamente. La experiencia te ayudará a sentir pálpito del rabino de Nazaret y a descubrir a una figura histórica excepcional que cambió la historia de la humanidad. Es nuestra pretensión primera y más importante.
Se llamaba Yeshúa, y el probablemente le gustaba. Se lo había puesto su padre el día de la circuncisión. Era un nombre tan corriente en aquel tiempo que había que añadirle algo más para identificar bien a la persona. Por ello, en su pueblo lo llamaban "Jesús, hijo de José" o "Jesús de Nazaret".
Era un judío de Galilea. Provenía de una ciudad llamada Nazaret, una aldea desconocida de no más de trescientos habitantes. Su padre era un artesano. En Galilea se habla arameo. Fue la lengua materna de Jesús. Sin duda hablaba y pensaba en arameo, pero su contacto con la legua griega fue mas intenso de lo que se suele pensar, sobre todo si se acercó hasta Séforis buscando trabajo.
Nació bajo el poder del imperio Romano, que tenía sometido a su país. No tuvo ocasión de conocer a César Augusto ni a Tiberio, sin embargo oyó hablar de ellos, vio su imagen grabada en algunas monedas y sabía que dominaban el mundo y eran dueños de Galilea. Jesús era miembro de un pueblo subyugado. Roma no ocupaba los territorios sometidos sino que los gobernaba por medio de soberanos vasallos que los controlaban en su nombre. Herodes , el Grande, fue el más cruel. Para controlar el territorio y evitar levantamientos construyó una red de fortalezas como el Herodion cerca de Belén y Masada. Creo, además, un reino monumental y grandioso por el que es considerado como uno de los grandes constructores de la época: Cesarea del Mar y el Templo fueron sus obras por excelencia.
Jesús nació poco antes de su muerte.
No cambió mucho la situación a su muerte , el año 4 a. C. En Galilea le sucedería su hijo Antipas que gobernó la región desde el 4 a. C hasta el año 39 d. C. Jesús fue súbdito suyo toda su vida.
Galilea era una región verde y fértil. Desperdigadas por toda la zona había numerosas aldeas y pueblos agrícolas; en la región montañosa se encontraba Nazaret y a seis kilómetros Séforis, la capital de Galilea. Tres importantes ciudades cercanas a Nazaret se asomaban a las orillas del un lago de agua dulce y abundante pesca: Cafarnaún, Magdala y Tiberiades. Por estos lugares se movió Jesús en su infancia y juventud.
Uno de los rasgos de las sociedades agrícolas del imperio romano era la enorme desigualdad de recursos que existía entre la gran mayoría de la población campesina y la pequeña élite que vivía en las ciudades. Jesús conoció este realidad que provocaba inseguridad y pobreza extrema.
Cuando Jesús dejó Nazaret y fue a Cafarnaúm su anuncio del mensaje del "reino de Dios" representó una dura crítica al estado de cosas, una defensa de los indigentes y hambrientos, una acogida a los últimos de aquella sociedad y una condena de la vida suntuosa de los ricos de las ciudades.
Jesús vivía el sufrimiento de las gentes y buscaba con un mundo nuevo, más justo y fraterno, donde Dios pudiera reinar como Padre de todos. Se consagró totalmente a algo que se fue apoderando de su corazón cada vez con más fuerza. El lo llamaba el "reino de Dios". Fue la pasión de su vida, la causa a la que se entregó en cuerpo y alma. Aquel trabajador de Nazaret terminó viviendo solamente para ayudar a su pueblo a acoger el "reino de Dios". Abandonó su familia, dejó su trabajo, marchó al desierto, se adhirió al movimiento de Juan el bautista, luego lo abandono, y buscó colaboradores.
Recorrerá Galilea invitando a una nueva experiencia de Dios. No hará grandes discursos teológicos ni citará los libros sagrados que se leen en las reuniones de los sábados en una lengua que no todos conocen bien. Hablará desde la vida, con parábolas sencillas y fáciles de entender, pero también con hechos. Todos podían captar su mensaje.
Su vida resultaba extraña y desconcertante y pronto fue motivo de críticas y rechazo, sobre todo entre los sectores religiosos y económicamente más fuertes.
Según las fuentes le llamaron de todo: comilón, borracho, amigo de pecadores, samaritano, endemoniado. Y al final..., lo eliminaron, lo quitaron de en medio como un vil villano, fue mártir de la causa por la que vivió y luchó. Fue condenado a muerte durante el reinado de Tiberio por el gobernador Poncio Pilato. Pilato dictó la sentencia de muerte y mandó crucificar a Jesús; lo hizo, sin embargo, por instigación de las autoridades del templo y miembros de las poderosas familias de la capital. Jesús fue ejecutado por los soldados a las ordenes de Pilato pero en el origen se encuentra el sumo sacerdote, asistido por la aristocracia sacerdotal de Jerusalén. Léase artículos IV, "la última semana de Jesús".