Artículos IV parte

La última semana de Jesús ¿Cómo fue históricamente?

Según los estudiosos de los evangelios, parece ser que el evangelista Marcos es el que con más veracidad histórica describe cómo fue la última semana de Jesús.

Todo sucedió en Jerusalén. Llegó un sábado a pie desde Cafarnaum juntamente con sus discípulas y discípulos, bordeando el río Jordan. Aproximadamente 180 kilómetros. Desde Jericó ascendería a Jerusalén, donde descansaría y celebraría el Sabbat. Al anochecer  fue a Betania, a casa de sus amigos Lázaro, Marta y María. Allí pernoctó..

El domingo subió desde Betania a Betfagué, barrio situado en el Monte de los Olivos, y desde allí inició su marcha hacia el Templo, sentado en una borriquilla, en contraposición a los grandes mandatarios romanos que entraban a caballo. Sus discípulos y los que le veían pasar le aclamaban; ¡Hosanna! ¡Hosanna!

Probablemente entró al Templo por la Puerta Dorada o de la Misericordia, cerrada desde 1541 por orden del emperador otomano Solimán el Magnífico para evitar que el Mesías entrara en el futuro a la ciudad a través de ella. Según la tradición judía en su venida utilizaría dicha puerta para entrar en la ciudad, precedido por el profeta Elías.

El lunes, martes y miércoles, desde el Monte de los Olivos, o desde Betania donde pasó la noche, iría al Templo con sus discípulos a anunciar su mensaje. En el evangelio de Marcos se nos narran muchos de los relatos  y hechos que tuvieron lugar en estos días en torno al Templo.

El jueves, al atardecer, después de un ajetreado día, salió hacia el Monte de los Olivos con sus discípulos y se dirigió por el Valle del Cedrón al segundo piso de una casa ubicada en el  Monte de Sión. Allí celebró su Última Cana.

Posteriormente, al anochecer fue con sus discípulos a la cueva de Getsemaní, donde lo prendieron y fue conducido por el camino del Valle del Cedrón al palacio de Caifás, presumiblemente ubicado en la iglesia llamada de San Pedro de Galicantu.

Tras permanecer una noche en las cárceles del entonces Sumo Pontífice del Sanedrín, fue trasladado al palacio de Herodes, donde, según Flavio Josefo, siempre se alojaba el prefecto romano, en estos momentos Pilato, que se acercaba todas las Pascuas desde Cesarea del Mar, donde vivía, hasta Jerusalén, para evitar posibles disturbios.

Desde el palacio de Herodes, tras ser torturado, puntualiza Lucas, Pilato lo envió  a Herodes Antipas, alojado en la Torre Antonia, quien lo devolvió a Pilato para que lo juzgara  y condenara.

Desde el Palacio de Herodes, donde residía Pilato, fue llevado al Gólgota, donde fue crucificado.

Se cree que el camino recorrido por Jesús a la cruz iría normalmente desde el palacio de Herodes, por la calle David, hasta lo que hoy es la Basílica del Santo Sepulcro. El recorrido del actual Vía Crucis fue trazado por los franciscanos en el siglo XI como una devoción para sintonizar mejor y durante más tiempo con los sentimientos de Jesús en su camino hacia la muerte. No correspondería por tanto,  a la verdad histórica.

Al atardecer del viernes fue retirado  de la cruz  y José Arimatea, un discípulo suyo, pidió el cuerpo a Pilato y lo enterró en un sepulcro de su propiedad próximo lugar de la crucifixión. 


Seis confesiones o Iglesias cristianas en el Santo Sepulcro

La basílica del Santo Sepulcro es propiedad de varias confesiones cristianas. Éstas son las Iglesias o confesiones cristianas que conviven templo:

  •   Católicos, representados por los franciscanos
  •   Ortodoxos griegos 
  •    Cristianos armenios
  •    Cristianos Coptos
  •    Cristianos “Siríacos”
  •    La iglesia ortodoxa Etíope

Para entender a dichos grupos, cristianos pero con diferencias doctrinales y litúrgicas, hemos de tener en cuenta las divisiones que se han dado en el interior de la iglesia en el siglo IV y XI.

Iglesias  orientales o Iglesias nacionales orientales.

Se separaron de la Iglesia católica porque no aceptaron el Concilio de Calcedonia, en el siglo IV. En la actualidad: no admiten un Papa infalible o por encima de todos los obispos. Lo consideran “primus inter pares”, es decir "el primero entre iguales". Hay muchas diferencia en las practicas pastorales y y en los ritos litúrgicos; pero escasas diferencias doctrinales.

Iglesias ortodoxas

Siglo XI: Cisma entre oriente y occidente. Hay pequeñas diferencias doctrinales y bastantes diferencias organizativas. Cada iglesia depende de sus patriarcas, quince en la actualidad.


Detalles de cada uno de los grupos cristianos en la Iglesia del Santo Sepulcro

Ortodoxos griegos. Tienen su origen en el cisma entre oriente y occidente en el siglo XI.

Hay pequeñas diferencias doctrinales y bastantes diferencias organizativas. 15 patriarcas. Tienen en propiedad la mayor parte del templo del Santo Sepulcro.

Católicos. La Iglesia Católica en Medio Oriente es conocida como la "Iglesia Latina,"  En el siglo XIV, la orden franciscana llegó a Tierra Santa. Los frailes franciscanos  recuperaros, renovaron y construyeron lugares sagrados. El Papa les confió la custodia de la Tierra Santa.

Armenios. Los armenios fueron los primeros en aceptar el cristianismo como religión nacional y existen evidencias de una presencia armenia permanente en Jerusalén desde el siglo IV. Tienen Patriarca propio. La catedral de Santiago, el monasterio armenio y sus alrededores forman un barrio   propio en la ciudad vieja de Jerusalén.

Coptos. Nombre que se da los cristianos de Egipto. Pueden ser ortodoxos, católicos o protestantes. Patriarca propio. Los coptos del santo sepulcro son ortodoxos. Pertenecen  a los grupos de Iglesias orientales separadas de la Iglesia católica en los primeros siglos.

Cristianos “Siríacos”. Son cristianos ortodoxos que hablan y rezan  en arameo, la lengua de Jesús, en el dialecto siriaco. Tienen patriarca propio.  Pertenecen  a los grupos de Iglesias orientales separadas de la Iglesia católica en los primeros siglos.

Etíopes. Pertenecen  a los grupos de Iglesias orientales separadas de la Iglesia católica en los primeros siglos. Representan al primer país cristiano en África, Etiopía. Dependen del Patriarca de los coptos.

Curiosamente, sus fieles practican algunos ritos propios del judaísmo: los niños varones son circuncidados al octavo día de su nacimiento. Tienen dos días santos: el domingo y el sábado. Al igual que las mujeres judías ortodoxas, éstas deben cubrirse el cabello con un pañuelo en el templo.  Los hombres y las mujeres se sientan en lugares separados durante las ceremonias, como también ocurre en el judaísmo ortodoxo. Los fieles se quitan los zapatos cuando entran al templo. 


Los ultraortodoxos, extendidos ya por todo Jerusalén

Hay un barrio de ultraortodoxos muy conocido en Jerusalén, por ser el más antiguo en la ciudad, al que con frecuencia se acercan los turistas, a pesar del peligro que corren, dado rechazo que su presencia produce. Se le conoce por "Mea Shearin". Sin embargo son muchos más los barrios en los que habitan este grupo de judíos. Nombremos a Geula entre los más importantes si bien menos peligroso que el anterior.

Se les reconoce por sus tirabuzones, sus sombreros negros y sus peculiares trajes de seda negra. A las mujeres se les distingue  por sus austeras faldas que caen por debajo de sus rodillas, por su cabello cubierto y. si son casadas, por su cabello rapado que cubren con variadas pelucas. 

Se consideran a si mismos como los guardianes de las esencias de la Torá y el Talmud (los comentarios de los rabinos a través de los tiempos): 613 preceptos que tratan de cumplir fielmente. Son los haridim,  los temerosos de Dios. El resto para ellos, incluso los judíos más observantes, son goyim, paganos de los hay que protegerse.

A pesar de su aparente uniformidad, son grupos muy divididos. Una primera división viene marcada por su origen. Si proceden del centro de Europa, serán "askenazis"; si proceden de países de habla española o del Norte de África, serán "sefardíes y si son judíos provenientes de países árabes, serán "mizrajíes". Los tres grupos hablan hebreo, en su vida diaria, sin embargo, los primeros hablan el yidish, los segundos el ladino y los terceros el árabe.

Entre cada uno de los tres grupos hay divisiones en razón del mayor o menor rigor en la aplicación de los preceptos. La vida de los tres grupos está codificada al milímetro por la autoridades rabínicas.

Entre los haridim los sexos están estrictamente separados, en la calle, en los autobuses y en la vida diaria, incluso si son matrimonio.


Dos de cada tres hombres se dedican exclusivamente al estudio de la Torá y del Talmud. El Estado los mantiene. Ello supone una gran regresión cultural, ya que no estudian nada de matemáticas, ciencias, geografía, lenguas.

El retraso cultural se agudiza por la prohibición del uso de móviles, la televisión u otros medios de comunicación. Tampoco aceptan el servicio militar.

La mitad de la población ultraortodoxa vive por debajo del umbral de la pobreza debido a su forma de vida:  las ayudas del Estado son pequeñas; los hombres que trabajan lo hacen en empleos poco remunerados, dada su  escasa cualificación; y las mujeres, que en su mayoría trabajan para que sus maridos estudien, no pueden hacerlo durante muchas horas, dado el alto número de hijo a cuidar.

El de estos grupos  es un estilo de vida asfixiante, todo está codificado, estrictamente reglamentado y se excluye todo cuestionamiento. A pesar de ello, están surgiendo, especialmente entre los jóvenes, sectores que llevan a una doble vida. En su barrio son como sus vecinos, pero en cuanto salen se cambian de ropa, guardan su kipá en el bolsillo y muestran un moderno smartphone . ¿De cuántas personas se habla? ¡De miles!. Se les llama "marranos", el nombre que se les dio en la Península Ibérica a aquellos judíos que tenían en casa  productos derivados del cerdo, para aparentar ser cristianos, pero que luego mantenían en la clandestinidad la fe judía. Algunos, incluso, empiezan a desertar oficialmente del grupo con los graves problemas que ello conlleva. Dejar el mundo haredim es romper con la familia. Hay familias que hasta celebran un funeral, cuando alguien abandona el grupo.